Actualmente estamos viviendo un caso excepcional, el cual pone en el punto del epicentro a las personas mayores, las cuales necesitan ayuda externa para hacer su día a día. Por ejemplo, en mi caso, conozco de primera mano la situación precaria, en tanto que su movilidad física, de algunas personas que entran dentro de este gran grupo. Personas que antes de decretar el estado de alarma ya eran dependientes, pero ahora se encuentran con una difícil realidad porque al pertenecer a un grupo de riesgo, se encuentran confinados en sus viviendas con muchas limitaciones físicas pero básicas.
En consecuencia a esto, he pensado en varias propuestas que a parte de promover un modelo de solidaridad y cohesión social necesario en la catástrofe sanitaria que nos enfrentamos, proporciona una solución a esta situación:
- Gente de no-riesgo que se dedique a llevar a cabo actividades como pasear el perro, sacar la basura, dar soporte afectivo por teléfono, ir a comprar, comida a domicilio, trabajadores sociales, peluquería, podología.
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